Especialistas: Especialistas en tratamiento del estrés

Signos que te indican que “estás quemado”

Es indiscutible que el momento histórico por el que estamos atravesando, la concepción del trabajo ha cambiado notablemente y las características y competencias que se desarrollan son muy distintas a las de hace unos años.

Cada vez hay horarios más prolongados, tareas que requieren toda nuestra atención y un sinfín de “deadlines” que nos tienen en vilo a lo largo de las semanas, lo que produce que nuestro cuerpo “necesite” estar activado para poder hacer frente a todas las demandas.

Como hemos comentando en infinidad de ocasiones, somos seres humanos y una sobre activación a lo largo de un prolongado tiempo, puede llevar a que nos quedemos sin recursos y se produzca el agotamiento con sus diversas consecuencias negativas.

Burnout

Durante los años 70 un psiquiatra llamado Herbert Freudenberger, se encontraba desarrollando su labor como voluntario en una clínica para toxicómanos de Nueva York.

Herbert se dio cuenta que tanto él como el resto de voluntarios, al cabo de un tiempo, empezaban a experimentar diversos síntomas como una terrible pérdida de energía, desmotivación, falta de interés por la labor que realizaba, e incluso síntomas presentes en la ansiedad y la depresión.

También observó, que las personas que experimentaban estos síntomas, sufrían un cambio en su comportamiento, y éstas se volvían menos sensibles, poco comprensivas e incluso en algunos casos agresivas hacia los pacientes que atendían, su trato se había tornado de empático a cínico, y tendían a culpar a los pacientes de los problemas que tenían.

Herbert introdujo en 1974 el término burnout, y lo describió como: “Una sensación de fracaso y existencia agotada o gastada que resulta de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”.

Perspectiva tridimensional del burnout

Años más tarde en 1981 otros dos autores, Maslach y Jackson intentaron plasmarlo desde una perspectiva tridimensional que estaba caracterizada por:

• Agotamiento emocional: Ya sea cansancio o agotamiento físico, psíquico o una conjunción de ambos. La persona tiene la sensación de no poder dar más de sí mismo.
• Despersonalización: En las que se observa como la persona desarrolla y pone en marcha una serie de sentimientos, actitudes y comportamientos negativos y distantes hacia otras personas, sobretodo, a los clientes con los que trabaja. También se observa un comportamiento cínico, ironía e irritabilidad hacía el equipo con el que trabaja y tiende a culpar a los clientes de los problemas que acontecen.
• Bajo sentimiento de logro o realización: La persona se da cuenta de que las demandas del contexto superan con creces las capacidades propias que tiene para hacerles frente. Por lo tanto, se dan respuestas negativas tanto hacia uno mismo como hacia el trabajo.

Síntomas

La cantidad de síntomas que originan el síndrome de burnout es muy extensa y no a todo el mundo le afecta de la misma manera, estos se pueden presentar de manera moderada, grave o extrema.

Algo que nos debería servir como señal de alarma es la dificultad para levantarse por la mañana a la hora de ir a trabajar, o el cansancio patológico.

Cuando son síntomas de carácter moderado puede sentirse un cierto distanciamiento o irritabilidad, también acompañado de la sensación de estar emocionalmente exhausto y emociones de culpa y valoración de uno mismo negativa.

En un puesto extremo se expresión de los síntomas de burnout se pueden presentar abuso de psicofármacos, ausentarse del trabajo, y abuso de alcohol y otras drogas.

Consecuencias negativas

Diversos estudios han llegado a la conclusión de que el estrés laboral que se asocia al síndrome de burnout, pueden tener consecuencias negativas en 3 vías:

• Síntomas psicosomáticos: como fatiga o cansancio crónicos, dolores de cabeza y musculares, dificultades para dormir, dolores en el pecho, palpitaciones, resfriados frecuentes, apariciones de alergias, etc.
• Síntomas emocionales: como irritabilidad, ansiedad generalizada, bajo estado de ánimo, frustración, aburrimiento, gran distanciamiento afectivo y sentimientos de soledad y vacío.
• Síntomas conductuales: como cinismo, disminución de la comunicación, hostilidad, susceptibilidad, las relaciones interpersonales se vuelven distantes y frías, se produce llanto inespecífico, agresividad, enfado frecuente, etc.